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Minúsculo y desviado

  • Foto del escritor: Lucio Mammana
    Lucio Mammana
  • 15 feb 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 2 ene 2023

El sendero se sublima. Husmeo y escucho sus minusculidades. Aunque su suma hagan al todo, en cada unita está la clave: eternas e incisivas, son las personajes de una narración imbatible, que silencia el ruido absurdo que sobra en mi cargamento, y así también afloja de una vez por todas ese historial que, aunque ya ande bastante cementado, sigue siendo igual de mentiroso. Por eso es que fuera del pedaleo son más las veces que no quiere desajustarse de mi alma. Transpirando me siento sintonizado con las gotitas que reposan sobre los helechos, bordoneados por mi rueda, que también pica el agua y el barrito de cada charco. Los codos y talones rozan la mata, que me hunde diminuto en túneles verdes, violetas y amarillos; una y otra vez. Bichitos voladores, que no tengo idea "qué" son, curiosean mi presente pedaleo. Subo algunas lomas de barro, resbalando, llego arriba, se me sale un "uauu" antes de retomar el aire. Freno en medio del sendero, y la paz es tan pacífica, tan humilde, tan modesta, que en el momento que se presenta gobierna indetectable: un absoluto, en su incuestionable y genuina omnipotencia.

Cómodo de estar mugriento: libre de pensamientos mentirosos que me detendrían de tomar un mango con la mano, partirlo con los dientes, embardunarme todo el mentón y gozar, gozar de chuparme todos los dedos sabrosamente pegoteados, decorados con manchitas de barro con la que en el sendero de la "nuboselva" se han venido amigando.

En otro mundo todo es cada vez más amontonado. Y lo anterior: olvidado. A lo sumo, con mucha suerte, "valorado" como ornamento. También, todo fugazmente sintetizado. El tiempo parece (o es) indetenible, las ilusiones solo pueden (y deben) ser someras e ilusorias. Y la meta es una caricatura de los supuestos principios de esas metas. La contradicción gobierna y la apariencia, de donde venga, es lo que importa. Enferman las causas, pero se fanfarronea curando consecuencias. Así, la realidad que excede nuestra subjetividad parece siempre postergable: Lo esencial, es ninguneado.

En la catalización generalizada de estos fenómenos, "viajar en bici" es un desvío dónde al menos subjetivamente creo que burlo por un rato esa autopista alienante. Y donde sino "viajar", más que trasladar el cuerpo por un globo, no sería más nada que quedarme a donde estaba. Desde que lo probé, sería una locura no sentir lo contrario una locura.

-San Lucas, Jujuy. Febrero de 2022.


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