Des dilución
- Lucio Mammana
- 8 ene 2023
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Saciado
Comí estrellas
Oí al río hacerse viento
Vimos burbujas gigantes de granito. Caídas. Quebradas. Posando maquilladas con escamas de tiempo.
Hechas cuevas y sagradas.
El arbolito, espinoso y de brazos abiertos, inmiscuido por la grieta rocosa hacia el cielo. Las hojas que me engañaron y me pincharon.
Tras el crepúsculo, en las laderas se taparon los algarrobos, espinillos y chañares. Algunas piedras centelleaban. Las sombras de los cerros contorneadas contra la penumbra nos abrazaron desde todos los horizontes. Abajo, el valle. Arriba, la cúpula infinita. En su rugoso fulgor la mirada profunda ya no consiguió hacer pie. El ojo se hundía una y otra vez en los luceros interminables. Daba ganas de tener un brazo largo para rascarse la palma con los diamantes más sobresalidos de la galaxia.
Estando por allá y por allá, a veces chorreamos hacia diluciones ajenas.
Convertidos en animalitis del monte, parecimos iluirnos un poquito.
Como si andando, las vísceras desesperadas decantaran al encontrar la paz última que aparece al contemplarse en la total insignificancia. Quizás no, pero puede que así entonces un senderito oriente el camino que signifique hacia la esperanza. Para reintentar palpar la coordenada donde hallar el sentido. De nuevo.
- en algún lugar a orillas del Quilpo, Córdoba, Arg. Verano 2023
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